El 70% de los pacientes puede alcanzar la sobrevida gracias a un diagnóstico temprano
Se trata
de la forma más común de cáncer de sangre, que junto a la leucemia y el
mieloma, representa uno de los tipos más graves. Conocer los síntomas de esta
enfermedad puede generar un cambio radical en la calidad y esperanza de vida de
los pacientes.
Cada 15 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la
Concientización sobre el Linfoma, en busca de
concientizar a la sociedad sobre este tipo de cáncer poco conocido, que va en
aumento en todo el mundo. Sus síntomas son similares a otras enfermedades y, en
consecuencia, se demora su diagnóstico. Sin embargo, los que se detectan en un
estadio temprano, tienen 70% de probabilidad de supervivencia.
Los
linfomas son un tipo de enfermedad que afecta directamente a las células del
sistema inmune: los linfocitos. En general, se produce por un fallo de los
glóbulos blancos de la sangre, que funcionan como una barrera contra las
infecciones. Esta alteración provoca la creación de una célula anormal que se
convierte en cancerosa y se presenta principalmente en los ganglios, el bazo, y
el hígado, donde habita la mayor parte del tejido y líquido linfático. De
manera menos habitual, o bien ya avanzada la enfermedad, se expanden hacia el
resto del organismo y pueden invadir órganos específicos.
En
Argentina, los linfomas representan el 4% de la incidencia de todos los
cánceres. “Es el primer cáncer con incidencia en jóvenes, la tercera causa de muerte
por cáncer en niños y el tercer tipo de cáncer más frecuente en menores de 15
años”, asegura
Haydée González, presidente de la Asociación Linfomas Argentina.Por ese motivo,
aportar información, difundir los síntomas y estimular la consulta con médicos
especialistas resulta vital para ambos sexos y todas las edades.
La
sintomatología es variada e impacta tanto en la parte física como la emocional:
pérdida de cabello (43%), fatiga y náuseas (35%); hasta depresión y pérdida de
autoestima (21%). Mario Bruno, presidente de la Sociedad Argentina de
Cancerología (SAC) y miembro del Consejo Académico de la Fundación de Estudios
para la Salud y la Seguridad Social (FESS), explica que el primer síntoma
específico suele ser la aparición de un bulto en el cuello, ingle o axilas,
junto a fiebre o prurito inexplicable. Aunque parecen indicios alarmantes, en
un sondeo global organizado por la Red Mundial de Grupos de Pacientes con
Linfoma, se reveló que apenas 1 de cada 5 pacientes había sospechado de la
enfermedad antes del diagnóstico.
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