Esencial la Hidratación
Atención frente a estos días de elevadas
temperaturas
Beber poca agua impacta en el rendimiento cognitivo y el estado de ánimo
Beber poca agua impacta en el rendimiento cognitivo y el estado de ánimo
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Investigaciones recientes demostraron que la
deshidratación puede disminuir la concentración, el estado de alerta y la
lucidez para la toma de decisiones y la memoria de corto plazo. En las mujeres,
también se demostró que repercute sobre estado de ánimo y emociones como
tensión, somnolencia, fatiga y confusión.
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La deshidratación leve puede dispararse ante olas de
calor y/o la realización de actividades moderadas de la vida diaria, como
caminar a marcha rápida, arreglar el jardín, bailar, nadar, andar en bicicleta
o hacer las tareas de la casa.
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Las consecuencias de la deshidratación sobre los
procesos mentales que permiten a las personas percibir, pensar y recordar
pueden prevenirse fácilmente bebiendo más agua. Se recomienda tomar al menos 8
vasos de agua pura al día y los requerimientos aumentan en días de elevadas
temperaturas.
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El agua es la bebida más saludable para hidratarse
en verano, cualquiera sea (de canilla, mineral o mineralizada), desterrando el
mito erróneo de que algunas presentan elevados niveles de sodio en el agua: la
ciencia ya demostró que éstos son irrelevantes en el marco de una dieta
variada. Es muy importante que el agua esté al alcance de toda la población.
BUENOS
AIRES, 5 de Enero de 2015. Los primeros días del año, uno retoma la
rutina -si no se fue de vacaciones- y no es sencillo poner todas las
energías en las responsabilidades laborales: cuesta más concentrarse, prestar
atención y conservar el buen humor. Desde la Asociación Argentina de Nutricionistas
(AADYND), enfatizaron que estudios científicos recientes han demostrado que
estos aspectos también estarían vinculados con el grado de hidratación de una
persona, que se ve particularmente amenazado en los meses de calor.
“Un
nivel de deshidratación de apenas el 2% de pérdida de masa corporal, ya puede
impactar en la capacidad cognitiva de una persona[1][1], es decir, en los procesos intelectuales que le
permiten percibir, pensar y recordar). Además, fundamentalmente en las mujeres,
también afectaría su estado de ánimo y emociones. Tal como lo han demostrado
varios estudios científicos, estos síntomas pueden estar indicando un principio
de deshidratación, pero que es fácilmente prevenible o reversible bebiendo más
agua”, sostuvo la Lic. Silvia Jereb, miembro de la Asociación Argentina de
Nutricionistas (AADYND) y Coordinadora allí del Grupo de Estudio de
Neurointensivismo.
Las
capacidades cognitivas son los procesos mentales que permiten que las personas
puedan percibir, pensar, prestar atención, estar alerta, recordar, tomar
decisiones o coordinar el cuerpo. También abarca condiciones más vinculadas con
sensaciones, como estado anímico y emocional, y parámetros como felicidad,
tensión, energía o calma.
Una
investigación realizada por la Universidad de Connecticut[2][2] evaluó el impacto de la deshidratación leve en el
rendimiento cognitivo y el estado anímico en 25 mujeres jóvenes (edad promedio
de 23 años) y 26 hombres jóvenes (edad promedio de 20). Fue un estudio
aleatorio, controlado. La deshidratación leve se logró mediante la pérdida de
líquido por actividad física (caminar sobre cinta en un ambiente con
temperatura media -27.7º C-, sin inducción a hipertermia). Las funciones
cognitivas, estado anímico y síntomas de deshidratación fueron evaluados
mediante una batería de tests validados, como el POMS (Perfil de Estado
Anímico, por sus siglas en inglés) y el VAS (Escala Análoga Visual, por sus
siglas en inglés).
Los
resultados mostraron que el impacto de la deshidratación en la capacidad
cognitiva varía según el sexo. En hombres jóvenes, la deshidratación leve
redujo su capacidad de alerta y memoria a corto plazo y aumentó la fatiga y la
tensión. Una de las conclusiones más interesantes del estudio fue que las
mujeres jóvenes parecerían verse más afectadas que los hombres jóvenes por la
deshidratación leve: en ellas, se redujo su capacidad de alerta, energía,
concentración, y también reportaron fatiga, confusión, dificultad para
completar una tarea y el incremento del doble en la frecuencia de los dolores
de cabeza.
La
Lic. Jereb explicó que hace poco la ciencia comenzó a analizar el impacto de la
deshidratación leve con relación al estado cognitivo y las actividades de la
vida diaria: “Venía investigándose el tema sobre todo en atletas de alto
rendimiento y militares, que eran condiciones que no se correspondían con la
población general, y lo cierto es que la deshidratación leve puede dispararse
ante olas de calor y/o la realización de actividades de la vida diaria, como
caminar a marcha rápida, arreglar el jardín, bailar, nadar, andar en bicicleta
o hacer las tareas de la casa”.
La
principal dificultad en este campo de investigación, comento la Lic. Sayar, es
la comparación de los resultados entre los estudios: los niveles de
deshidratación inducida y métodos utilizados para evaluar la función cognitiva
pueden variar de un estudio a otro.
Estar
adecuadamente hidratados en verano, manifestó la Lic. Romina Sayar,
vicepresidente de AADYND, “es muy importante para prevenir golpes de calor,
descomposturas y también para conservar las capacidades cognitivas al máximo; y
la bebida más saludable para hacerlo es el agua. Los argentinos bebemos poca
agua pura. Es importante elegir el agua por sobre otras bebidas, y olvidarse
del prejuicio equivocado de que algunas aguas presentan niveles elevados de
sodio; la ciencia ya ha demostrado que el sodio presente en cualquier tipo de
agua es irrelevante en el marco de una dieta variada y completa. El agua
refresca, no tiene calorías ni aditivos, lo que hace que sea la bebida ideal
para esta época del año, por lo que es muy importante que está al alcance de
toda la población”.
Sobre
este último punto, agregaron desde AADYND que “todavía son muchos los
argentinos sin acceso a agua potable dentro de su vivienda y es un derecho de
todos gozar de acceso permanente, cercano y seguro a este recurso tan
fundamental para la vida”.
Según
el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas del año 2010, 5.3 millones
de argentinos todavía no tienen acceso al agua potable dentro de su vivienda y
cerca de 1 millón no lo tiene en el perímetro de su terreno. Si se toma el
total de la población, aún hoy, más del 13% de los argentinos no goza de acceso
permanente, cercano y seguro a este recurso tan fundamental para la vida.
Las
mujeres, la hidratación y el estado de ánimo
Otro
estudio[3][3] analizó específicamente el impacto de la
deshidratación leve en el estado de ánimo de la mujer. Veinte mujeres de 25
años en promedio se sometieron a la investigación en dos situaciones. En la
primera, se alcanzó un nivel de deshidratación leve sólo mediante la falta de
ingesta de agua: las evaluadas no podían beber agua durante el primer día del
experimento. La segunda situación implicaba una condición de control en la que
las mujeres evaluadas debían beber 2 litros de agua a lo largo del día. El
estado anímico se evaluó en diferentes momentos del día utilizando los tests
POMS y VAS.
Los
resultados mostraron que la deshidratación leve produjo un efecto significativo
en el estado anímico de la mujer, afectando varios parámetros según el momento
del día. Por la mañana, mayor tensión y somnolencia llegando al mediodía. A la
tarde, más fatiga y confusión, y menor capacidad de atención y energía.
Manifestaron estar más sensibles y menos tranquilas cerca de las 4 pm. A las 6
pm, se les permitió rehidratarse cuanto quisieran, y manifestaron que casi
todos los efectos negativos se habían revertido, aunque seguían sintiéndose
cansadas y no recuperaron la calma.
“Cuando
no se toma suficiente líquido después de perder mucha agua (con las altas
temperatura o tras realizar actividad física), o inclusive si no tomamos agua
en mucho tiempo, corremos el riesgo de deshidratarnos. La Lic. Jereb explicó
que “la deshidratación leve producida por sudoración no compensada tras haber
realizado actividad física, afecta la capacidad cognitiva de hombres y mujeres.
Dolores de cabeza, confusión, menor concentración, dificultad para completar
una tarea, menor agudeza visual, cansancio y pérdida de la energía”.
Según
estimaciones, tan solo el 20% de la ingesta de agua proviene de los alimentos y
un 80% de los líquidos[4][4], por eso es tan importante considerar lo que se
bebe. Ese 80% equivale a tomar 1.6 litros de agua por día en mujeres
adultas, 2 litros por día en hombres adultos, 1.8 litros por día en mujeres
embarazadas y 2,2 litros por día en mujeres en etapa de lactancia. Estos
requerimientos se incrementan en verano, cuando uno pierde más líquido por la
sudoración.
Una regla simple para recordar tomar AGUA:
Al alcance siempre (llevá con vos una botella o cantimplora a donde vayas)
Ganá salud, primero probá con agua (la bebida más natural sin calorías ni
aditivos)
Un vaso más que lo habitual (de a poco, podés ir incorporando el hábito).
A tu familia, ofrecele agua
(es otra manera de cuidar a quienes más querés)
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